Han pasado tres años desde que inicié conscientemente mi camino de crecimiento espiritual, y cada etapa ha sido un descubrimiento único, intenso y profundamente transformador. Este 2025, sin duda, ha sido el más retador y al mismo tiempo el más revelador.
He vivido crisis y dificultades que, aunque en su momento dolieron, hoy reconozco como grandes maestras. Hace poco escuché una frase que me marcó profundamente: “si no hay sufrimiento, no hay aprendizaje”. Y es cierto. El dolor, lejos de ser un castigo, es una puerta hacia la expansión de la consciencia.
Hoy miro mis experiencias desde un lugar más elevado, con una comprensión distinta. Entiendo que nada ocurre por casualidad: cada situación llega para enseñarme algo. En su momento sufrimos, pero cuando nos detenemos a reflexionar, descubrimos que muchas de esas experiencias nacieron de nuestras propias decisiones. La vida nos coloca frente a los mismos escenarios una y otra vez hasta que logramos romper el patrón, soltar las creencias limitantes y abrirnos a lo que realmente somos.
馃尶 Una invitación a reflexionar
No vale la pena quedarnos atrapados en el pasado ni repetirnos las razones de lo que ya pasó. Esa actitud solo nos mantiene en el papel de víctimas de nuestra propia historia. Y no vinimos aquí para eso.
Lo que realmente transforma es hacernos las preguntas correctas en medio de una crisis:
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¿Qué tengo que aprender de esto que estoy viviendo?
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¿Qué no estoy viendo en esta situación? ¿Qué me quiere mostrar?
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¿Qué puedo hacer diferente esta vez?
Cuando te abres a estas preguntas sin prisas ni presión, las respuestas llegan en el momento perfecto. Solo necesitas estar receptivo.
El cambio de perspectiva
La vida cobra otro sentido cuando reconocemos que hemos venido a este plano a ser felices, aprender y vivir en plenitud. Cada situación difícil deja de ser un obstáculo para convertirse en un peldaño hacia una mayor consciencia.
Hoy quiero recordarte que todo lo que estás viviendo forma parte de tu evolución. No te castigues por el pasado. Obsérvalo, aprende y decide diferente.
Reflexión final
El sufrimiento no es un enemigo, es un maestro.
Y cuando eliges aprender de él, en lugar de resistirlo, comienzas a caminar hacia tu mejor versión.
Gracias por llegar hasta aquí y leerme
Maricarmen Duno/ Soyluz.
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